Es una de las firmas de relojes emergentes en España. Se llama Panapop y fue fundada en Valencia en 2016 por Cristina Vidal, Jaime Hernández y Miguel Domenech. El objetivo es que el reloj sea considerado un complemento de moda y no un artículo de lujo o una joya tradicional, según afirman sus fundadores. Panapop ofrece relojes de colores y con estampados de moda. La empresa abrirá su primera ronda de financiación este año con el objetivo de internacionalizar la marca, ampliar el equipo y seguir consolidándose en el mercado español.
El producto se caracteriza por la accesibilidad de su precio, que oscila entre los 20 y los 40 euros; por la variedad de los diseños (más de 150 han sido comercializados desde su fundación), los cuales son propios y se renuevan constantemente para “estar actualizados y enmarcados en la moda”; y por la calidad, que es una de las principales preocupaciones de la firma.
“Nosotros vemos el reloj de otra manera”, ha señalado Vidal, quien ha explicado que lo que buscan es que el cliente repita, coleccione y disponga de “varios relojes para combinar con varias prendas”.
Los propietarios de la empresa en la actualidad son Vidal y Hernández, aunque han señalado que, tras la ronda de financiación de este año, “el accionariado cambiará”. Desde Panapop no descartan abrir una tienda física, aunque muy a largo plazo y, actualmente, creen más plausible el salto al mercado internacional cuando “esté la estructura preparada”. En las próximas semanas prevén contratar a un responsable de marketing y ampliar la plantilla a seis trabajadores.
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Antes de embarcarse en este proyecto emprendedor, Jaime Hernández era fisioterapeuta y estuvo trabajando en Francia y Suiza. Desde el extranjero, le surgió la inquietud de emprender ante las noticias de jóvenes empresarios que estaban teniendo éxito en el mundo de la moda y las gafas de sol en España, cuyo modelo, además, era totalmente innovador al emplear como canales de marketing y comunicación las redes sociales.
“Me picaba el gusanillo y en Suiza decidí montar una marca de relojes de otro estilo al de Panapop”, más próximo a la concepción del reloj como joya tradicional, aunque el proyecto no llegó a buen puerto y decidió regresar a España.
Por aquel entonces, Cristina Vidal y Miguel Domenech, quien ya no sustenta parte de la propiedad de Panapop, eran compañeros en la universidad, donde estudiaban arquitectura, aunque en su interior siempre sintieron inquietudes empresariales y prueba de ello es que durante algún tiempo diseñaron sus propias camisetas para venderlas en las fiestas de los pueblos.
Tras su experiencia helvética, Hernández les planteó a sus dos socios la idea de los relojes y, “tras muchas vueltas de tuerca” comenzaron con Panapop.
Panapop y el programa Lanzadera de Juan Roig
Con un capital inicial de 2.400 euros, la compañía realizó sus primeras ventas en el verano de 2016 y, posteriormente, ha cerrado 2017 con una facturación de 300.000 euros, de los cuales la mitad los ingresaron los dos últimos meses del año, gracias al impulso del programa Lanzadera, la aceleradora e incubadora de capital privado impulsada por el presidente ejecutivo y máximo accionista de Mercadona, Juan Roig.
Este año, la startup espera facturar algo más de un millón de euros.
Hernández ha indicado que la experiencia en el programa, en el que llevan siete meses y el cual se encuentra en su fase final, está siendo muy enriquecedora, no sólo por el apoyo financiero, sino también por el mentoring, que les ha permitido profesionalizarse a nivel empresarial.
En este sentido, Cristina Vidal ha apuntado que, a fin de cuentas, eran un grupo de amigos “haciendo algo sin una estructura de empresa».
Asimismo, ha destacado que formar parte de Lanzadera le has permitido conocer un ecosistema en el que hay tanto empresas similares, como diferentes, a las cuales “les suceden cosas” que les puede pasar a Panapop, de modo que les permite aprender en un ambiente “que es buenísimo” y en el que hay “muchísimo compañerismo”.
La relevancia de la post-venta
“El reloj y la maquinaria vienen de China y Japón«, ha explicado, mientras que el embalaje y las pegatinas se producen en España, así como el montaje final y su posterior distribución.
Para la compañía la experiencia de usuario es fundamental, más teniendo en cuenta que su único canal de contacto con los clientes es Internet y las redes sociales.
Por eso, desde el comienzo se han preocupado de que el proceso de compra y distribución sean óptimos. Sin embargo, insisten en la importancia del servicio post-venta, dado que los consumidores quieren “una solución inmediata”, según ha explicado Hernández.
“Nosotros nos esforzamos muchísimo en que esa solución sea inmediata, y convertir una queja en un prescriptor de la marca. Que vea que hay gente detrás trabajando para el cliente y de esa manera sea evangelizador de Panapop y que nos recomiende”, ha asegurado.
La similitud con Hawkers
Preguntados sobre la semejanza entre Panapop y la marca de gafas de sol Hawkers, Vidal reconoce “ciertas similitudes” entre ambas, como la misión de cambiar la percepción sobre un complemento de moda.
“La comparación es un halago, porque para nosotros Hawkers es un referente, además son vecinos nuestros” (ambas compañías operan desde la Comunidad Valenciana).
Respecto a las posibles colaboraciones con otras marcas para comercializar relojes con diseños exclusivos y ediciones limitadas, como acostumbra a hacer la marca de gafas de sol, Vidal y Hernández se muestran abiertos a esta posibilidad, dado que se trata de algo “muy enriquecedor, porque la marca que viene te da un poquito, tú le das un poquito”.
De hecho, actualmente tienen abierta una colaboración con Barceló Viajes y próximamente esperan poder anunciar nuevos avances en esta materia.
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